jueves, 22 de enero de 2015

¿Estudio vs. Deporte?

Desde que me involucré en el mundo del deporte, fue frecuente escuchar el debate entre el deporte y el estudio. Sobre todo de parte de los padres de familia, quienes a pesar de apoyar el deporte, siempre tenían la duda de cuánto debían apoyarlo. Es decir, ¿debo dejar que mi hijo deje de lado el estudio para enfocarse más en el deporte o el estudio es más importante, pues eso le dará un soporte en su vida adulta (que el deporte no)?
De entrada me opongo a esta confrontación “estudio versus deporte”. No estoy seguro en qué momento uno se divorció uno del otro o si nunca se casaron. Pero, sea cual fuera la situación, lo cierto es que deben mantenerse unidos, deben complementarse.
Pensamientos radicales como este, que fuerzan a elegir entre uno u otro, no hacen más que detener el flujo natural de cada persona, cuando debemos apuntar a su integración. Quién dice que solo se puede hacer una actividad. Aquí comparto algunas bondades del deporte que resultan muy favorables para emprender cualquier tipo de estudio o trabajo.
En primer lugar, el deporte favorece al mantenimiento del cerebro (específicamente de las redes neuronales), por medio de la segregación de un factor de crecimiento (IGF-1), el cual estimula en el cerebro la producción del factor neurotrófico cerebral (BDNF), encargado de mejorar la supervivencia de las neuronas.
Yendo a temas más prácticos, la práctica de actividad física constante, además de los beneficios fisiológicos, permite la organización, la división del tiempo y habituación. Incluso, en edades más tempranas, es un importante medio para fortalecer valores como la responsabilidad y el respeto.
Asimismo, ayuda a lidiar con los problemas y en algún sentido, nos prepara para afrontarlos mejor. Partiendo de que el deporte es considerado una estrategia de afrontamiento a los problemas, su práctica continuada, permite desarrollar un mejor control de emociones, facilita la socialización y mejora la autoestima. Tres factores de gran relevancia para desempeñarse adecuadamente en un ambiente laboral (o de estudio).
Un último beneficio que mencionaré, pero no el último que posee, es la mejora del estado de ánimo. Esto no significa que invertirá una situación depresiva. Sin embargo, como método preventivo permite mantener un estado de ánimo positivo y equilibrado. Lo que en general, favorece el desempeño de la persona en su qué hacer cotidiano.

Concluyendo, la división entre el deporte y las actividades académico-laborales en general, desde mi punto de vista no es más que una concepción errónea de ambas. Es decir, el estudio no excluye el deporte ni este al estudio. En este sentido, debemos propiciar la complementariedad de estas dos necesidades y potenciar una a partir de la otra. Deporte y estudio no son dos opciones de un mismo menú, son partes de un mismo combo, que puedes ordenar por separado, pero resultan mejor unidas.

Manuel Beltroy
Psicólogo Deportivo





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